Es muy habitual adoptar ciertos vicios cuando se realiza ejercicio físico periódico. Por ello, con ánimo constructivo, en este artículo señalamos los errores que cometes en tus entrenamientos de manera más habitual. También te ofrecemos vías para superarlos, aunque como bien sabes, una vez reconocida la deficiencia tan solo es cuestión de trabajar con mayor ahínco para superarla.
Si bien es cierto que, en ocasiones, los errores más frecuentes están relacionados con la propia práctica deportiva, en ocasiones se trata más de una cuestión mental, como veremos en los próximos apartados.
10 Errores que cometes en tus entrenamientos
Comenzamos por un error de conducta de lo más normal, entre aquellos que visitan a menudo el gimnasio, poner más atención a lo que hacen los demás que a su rutina personal.
1. Centrarnos en lo que hacen los demás
Intentar imitar el ritmo de la persona que tienes al lado o distraerte con la ejecución de sus ejercicios no revertirá positivamente en tu estado físico. Lo primero es conocer el desempeño de uno mismo y, a partir de ahí, desarrollar un programa de entrenamiento basado en el escrutinio personal.
La curiosidad mató al gato, ya se sabe, pero en este caso mejor conservar la única vida que tenemos y no desviarnos del objetivo principal del entrenamiento, que es conseguir mejorar la forma física. Todo lo demás debe tener un carácter accesorio. Si no puedes concentrarte en un lugar público busca otros entornos más propicios.
2. No guardar descanso
La evolución muscular requiere del descanso, por lo que deberías tomarte este como una parte más del entrenamiento. Fatigar los músculos puede tener un efecto contraproductivo, de modo que asegúrate de incluir jornadas de descanso entre sesión y sesión. Intercalar períodos de inactividad es casi tan importante como mantener la regularidad en el entrenamiento.
De igual forma, el sueño es básico para conseguir buenos resultados físicos, ya que la hormona del crecimiento, que se libera durante la noche, propicia la regeneración de los músculos y la evolución de las fibras.
Finalmente, se ha constatado que descansar del entrenamiento 3 días a la semana puede ser beneficioso para perder peso.
3. Quedarnos en la zona de confort
Volviendo al ámbito conductual, la falta de ambición puede ser un error de enfoque que dé al traste con meses de esfuerzo. Acomodarse demasiado es un problema que sufren muchos deportistas y cuyo catalizador suele ser la falta de retos o el conformismo asociado a la rutina.
Mantenerse en forma no requiere grandes sacrificios, pero mejorar nuestra condición física necesita, por definición, de un componente motivacional que no siempre se puede encontrar en el gimnasio. Probar ciertos deportes competitivos puede ser la forma de prevenir este error tan común.
4. Pasarnos con el ejercicio aeróbico
Las personas demasiado centradas en el crecimiento muscular a veces incurren en un exceso de ejercicio aeróbico. Aunque este tipo de rutinas tienen cabida en cualquier entrenamiento integral, sobrecargar los músculos puede suponer el agotamiento de los niveles de glucosa y la consecuente destrucción de músculo.
5. Comer mal
Alimentarse mal, de forma inintencionada o como medio para adelgazar, puede contribuir a incrementar el nivel de estrés sobre los músculos. Entrenarse requiere de energía, y dicha energía debe provenir de una dieta equilibrada rica en proteínas, vitaminas y minerales, entre otros muchos nutrientes necesarios para el organismo.
Aquí puedes encontrar más información sobre los alimentos más recomendables para favorecer la recuperación de los músculos.
6. No estirar

En ocasiones, la falta de tiempo o las ganas de pasar a la siguiente fase impiden llevar a cabo el proceso de estiramiento de manera oportuna. Los estiramientos sirven para reducir la tensión en la zona trabajada, contribuyendo a que los tendones y las fibras se suelten y se relajen.
Si no nos alimentamos bien y, además, no estiramos como es debido, todo el trabajo realizado en el gimnasio puede no parecer suficiente para notar resultados dentro del plazo establecido por cada uno.
7. Ir demasiado rápido
Otro fallo muy común, dentro de estos términos, es tratar de forzar un entrenamiento demasiado duro o desproporcionado. Debes empezar por los cimientos e ir avanzando en función de tus condicionantes personales. También, se trata de una cuestión de enfoque; progresar requiere ir superando ciertas fases de manera previa para ir subiendo en intensidad.
8. Levantar demasiada carga

Al igual que sucede en el punto anterior, aplicar cargas demasiado grandes en las primeras fases del entrenamiento puede derivar en lesiones, falta de motivación o en la consecución de resultados desproporcionados. Aunque suele asociarse con las ganas de avanzar, también induce a cierta ansiedad por forzar los resultados. Lo mejor, si se dispone de un entrenador personal es preguntar cuáles son los niveles de peso recomendados para cada situación y estadio del desarrollo muscular.
A este respecto, recordamos la importancia de la perfección de las repeticiones, por encima de su nivel de resistencia.
9. Quedarnos con una única rutina
Pese a que a nuestro cuerpo le gusta la variedad, nuestra cabeza puede ser un poco perezosa a la hora de innovar, especialmente durante los entrenamientos físicos. Aplicar la creatividad para sorprender a nuestros músculos es la manera de prevenir este error tan común.
A nuestros músculos les gusta que les sorprendan con nuevas rutinas que generen trabajo en otro sentido, al igual que sucede con las fibras, que agradecen una nueva postura, o un ejercicio insólito que las obligue a desarrollarse convenientemente.
10. Ejecutar mal los ejercicios
Cualquier ejercicio puede perder efectividad si no se realiza como es debido. Tal y como sucede en las series largas, mantener la calidad en cada repetición requiere de cierto condicionamiento mental, y paciencia. No realizar los ejercicios siendo conscientes de la necesidad de acometerlos de manera precisa puede conllevar una pérdida de eficiencia general.
Por otro lado, no atender a este requerimiento favorece la construcción de músculo de manera poco optimizada, así como la aparición de fatiga en los primeros minutos del entrenamiento. Si se trabaja con pesas, la no correcta finalización de la serie puede provocar, además, lesiones graves por no atender a los criterios de higiene postural asociados a esta clase de rutinas.
Pues bien, ahora que ya conoces los errores que cometes en tus entrenamientos con más frecuencia, es momento de hacerte consciente y tratar de evitarlos a toda costa.