¿Estás sufriendo una fractura por estrés y no te has dado cuenta?

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Todo empieza con un dolor en la parte anterior del tobillo, junto a este dolor puedes comprobar como la zona está ligeramente inflamada. Pensarás que ha sido un mal gesto, el exceso de intensidad en el entrenamiento de ayer o una periostitis tibial. Lo que no sabes es que esos síntomas son característicos de una fractura por estrés, y esta lesión la debes tomar muy enserio.

Si no actúas ante una fractura por estrés te va a causar enormes problemas que te pueden tener meses sin poder correr ni 1 solo kilómetro.

¿Qué es y por qué se produce una fractura por estrés?

Cuando corres todo tu cuerpo recibe un impacto de vuelta desde el suelo, dependiendo por donde corras este impacto será mayor o menor pero es inevitable no sufrir dicho impacto. Si encadenas un entrenamiento tras otro y el cuerpo no descansa corres riesgo de sufrir una fractura por estrés.

Una fractura por estrés sucede cuando una parte del hueso sufre una rotura. La mayoría de las roturas óseas se producen a causa de un accidente, pero en las fracturas por estrés la lesión viene causada por un exceso de tensión que de manera repetitiva afecta al hueso. Aunque el termino fractura puede causarte terror, no se rompe ningún hueso, sino que se producen microrroturas en la capa ósea.

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Hay 2 causas principales de las fracturas por estrés que hay que valorar.

La primera es la debilidad en el ósea. Hay determinadas causas como la osteoporosis que pueden producir una fractura por estrés. El envejecimiento natural también provoca este tipo de lesión al aumentar la debilidad ósea del adulto. Aunque esta causa está detrás de un gran número de fracturas por estrés en edades avanzadas, en corredores representa un número muy bajo.

fractura por estrés

La segunda causa es la que más te interesa: cuando se produce la fractura por exceso de fatiga. En este caso se pueden diferenciar diferentes motivos que llegan a producir fatiga:

  1. Entrenamiento excesivo y descanso inadecuado: si aumentas de manera desproporcionada los kilómetros que recorres a diario, o los corres más rápido que de manera habitual tienes muchas posibilidad de acabar sufriendo esta lesión. Durante los impactos contra el suelo la musculatura y los huesos sufren y es en el descanso donde se produce la regeneración. Si el daño sufrido es elevado o el descanso es insuficiente las microrroturas no pueden sanar y dan paso a una fractura por estrés.
  2. Mala técnica de carrera: al entrar en contacto con el suelo de una manera incorrecta la fuerza no se reparte equitativamente por el cuerpo y se produce más tensión en una zona. Si la técnica de carrera no es buena se tiende a sobrecargar siempre la misma zona y esto, a la larga, aumenta los riesgos de padecer una fractura por estrés debido a la tensión repetida que soporta la zona. Si además entras de talón contra el suelo, el impacto se multiplica.
  3. Falta de fuerza: la musculatura rodea a los huesos por la sencilla razón de protegerlos. Si empiezas a correr largas distancias y no has hecho un trabajo previo de fuerza los músculos no serán capaces de amortiguar los impactos contra el suelo y la vibración se trasladará al hueso. Si esto lo mantienes durante un período prolongado se producirán microrroturas óseas que darán lugar a esta temible lesión
  4. Superficies duras: si puedes elegir donde entrenar hazlo siempre en tierra y no en asfalto. El asfalto está muy bien para una carrera popular ya que devuelve más fuerza y por ello corres más rápido. Pero en el asfalto das a cambio de esa velocidad los elevados impactos que sufren tus músculos y articulaciones. En cambio al correr por tierra los impactos se amortiguan y no dañan tanto al organismo. Los impactos repetidos provocarán esta lesión si no lo evitas.

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