No hace falta ser un deportista habitual o estar practicando cualquier deporte para tener contracturas. Las personas mayores y aquellas que padezcan estrés o lleven un ritmo de vida sedentario también pueden verse afectadas por esta lesión. Asimismo, cualquier mala postura es muy probable que desemboque en un problema de este tipo.
Al sufrir una contractura lo que sentimos es un dolor muscular que nos limita mucho los movimientos habituales del cuerpo. Todo dependerá en buena medida de la gravedad de dicha contractura. Hay diferentes niveles que van desde unas pequeñas molestias a una lesión de gravedad que puede llegar a paralizar por completo la acción muscular.
A estas situaciones de limitación de movimientos hay que agregarles otros episodios según la zona del cuerpo en la que se ha sufrido la contractura. Por ejemplo, si es en el cuello la persona puede llegar a padecer mareos, migrañas, vértigos, etc. Si no se ha podido diagnosticar la lesión, es probable que incluso la persona crea que tiene algo más grave que le produce esos trastornos.
Principales grupos musculares que pueden sufrir una contractura
Los grupos musculares más propensos a sufrir contracturas son:
- Pantorrilla
- Reverso del muslo
- Bíceps femoral
- Cuádriceps
- Parte posterior del cuello
- Músculo trapecio
- Pies, manos y brazos
- Abdomen
- Glúteos
- Hombros y espalda
- Cadera
Por otro lado, al sufrir una contractura hay que tener en cuenta también la extensión de la misma. A mayor dimensión de la lesión, esta será mucho más complicada y agravará los efectos. Ni que decir tiene que de no tratarse puede acarrear problemas mayores. Unos problemas que afectarían fundamentalmente a los músculos y las articulaciones, hasta el punto de desembocar en situaciones de artritis, hernias discales, artrosis y otras consecuencias similares.
Síntomas y causas generales de contracturas musculares
Los principales síntomas que se padecen al sufrir una contractura muscular son los siguientes:
- Aumento del tono muscular
- Acortamiento del músculo
- Disminución del metabolismo
- Capacidad del rendimiento minimizada
- Dolor a la presión y a la contracción (sensación de nudo en el músculo) como si fuera una quemazón
- Limitación de los movimientos
- Inflamación de la zona afectada
Como comentábamos al principio, las causas de una contractura muscular pueden ser varias. Por lo general, se derivan de un sobresfuerzo a la hora de tomar una carga, debido a una postura inapropiada o por tensión ante situaciones de miedo, estrés, nerviosismo, ansiedad, etc. Las personas mayores y las de vida sedentaria son también propensas a sufrir estos episodios musculares.
Tratamiento
Además, hay que tener especial cuidado al sufrir una contractura. En un primer momento, el dolor puede llegar incluso a desaparecer. Sin embargo, la contractura continúa para volver a hacer acto de aparición más tarde. Lo mejor en estos casos es acudir cuanto antes al fisioterapeuta para evaluar la lesión. Sobre todo teniendo en cuenta que la contractura suele presentar un diagnóstico de procedencia muy complicado.
El fisioterapeuta deberá tener en cuenta si la contractura es crónica o un hecho aislado. Dependiendo de la situación, ejercerá sobre el paciente diferentes tratamientos. Masajes, estiramientos, cambios en la dieta e, incluso, medicación. Los medicamentos pueden acelerar el proceso de curación y hacer que remita el dolor.
Prevención
Cualquier deportista que se precie debe seguir una serie de recomendaciones para tratar de prevenir las contracturas musculares. En primer lugar, es necesario un calentamiento previo a cualquier tipo de entrenamiento o esfuerzo. Además, habrá que estirar antes y después de cada ejercicio para beneficiar la flexibilidad y la tonificación del músculo. En los casos de entrenamiento con cargas, estos se han de llevar a cabo de forma progresiva.
Como hay situaciones en las que ni tan siquiera es necesaria la práctica deportiva para sufrir una contractura, también hay otras recomendaciones a seguir. Por ejemplo, si eres una persona que debe pasar mucho tiempo sentada frente al ordenador es ideal que cambies de postura con frecuencia y realices algunos estiramientos de vez en cuando.
En definitiva, nadie está exento de poder sufrir una contractura muscular. Hay que conocer en todo momento los riesgos, síntomas, causas y tratamientos que se pueden llevar a cabo frente a las mismas. Especialmente si se trata de una persona deportista o que suele pasar mucho tiempo en una misma postura.