Uno de los síntomas más conocidos de la narcolepsia es quedarse dormido de repente e incontrolablemente mientras se está haciendo otra cosa (como hablar o reírse). Pero este trastorno neurológico crónico puede provocar otra serie de síntomas que interfieren con el hecho de dormir bien durante la noche y permanecer despierto durante el día. En realidad, la somnolencia diurna excesiva es el síntoma principal de esta enfermedad, ya que los experimentan todas las personas con narcolepsia -a diferencia de los «ataques de sueño» repentinos, que no afectan necesariamente a todas las personas que la padecen con tanta frecuencia. En este artículo te contamos lo que significa tener narcolepsia, las causas del trastorno, los síntomas que puede presentar y cómo vivir con ellos.
¿Qué es la narcolepsia?
La narcolepsia es un trastorno del sueño que afecta a aproximadamente a 1 de cada 2.000 personas, lo que significa que no es extremadamente común, pero tampoco una enfermedad rara. Los médicos sospechan que a menudo no se diagnostica lo suficiente, ya que se confunde con otros problemas del sueño (como apnea del sueño o insomnio) debido a que algunos de los síntomas se superponen.
La narcolepsia se define como una afección neurológica que afecta la capacidad del cerebro para regular los ciclos sueño-vigilia. Los individuos que la padecen experimentan problemas para dormir por la noche y también períodos de somnolencia intensa durante el día debido a que las etapas del sueño se desarrollan en los incorrectos. Las personas con narcolepsia pueden quedarse dormidas de manera incontrolable, en algunos casos justo en medio de una actividad como reír, comer o hablar. Estos «ataques de sueño» suelen ser breves, y pueden durar desde varios segundos hasta varias horas.
Síntomas principales

La fase REM es la fase del sueño en la que nuestros cuerpos se inmovilizan de forma natural para que no nos hagamos daño a nosotros mismos mientras dormimos al repetir los movimientos que estamos soñando. En las personas con narcolepsia, la fase REM no ocurre cuando debería y las líneas entre el sueño y la vigilia pueden volverse borrosas, provocando alguno de los siguientes síntomas -además de los ataques de sueño y la somnolencia continuada-:
Cataplejia
La cataplejia consiste en una pérdida repentina del tono muscular y del movimiento que ocurre cuando alguien con narcolepsia experimenta una emoción fuerte como alegría, sorpresa, miedo o enojo.
Alucinaciones
Las alucinaciones son sueños muy vívidos que adquieren una calidad extra de realidad, y hacen creer a quien las padece que no está soñando. Son hipnagógicas si ocurren mientras alguien se está quedando dormido, e hipnópicas si ocurren al despertar.
Parálisis del sueño
Nuestros músculos se paralizan temporalmente durante el sueño REM en lo que se cree que es un mecanismo de seguridad evolutivo que nos impide realizar nuestros sueños en la vida real, pero en las personas con narcolepsia puede ocurrir en el momento equivocado. Este síntoma puede dejar a estos individuos despiertos pero completamente paralizados e incapaces de moverse a voluntad, aunque por suerte suele durar sólo unos pocos minutos.
Cómo combatir la narcolepsia
Aunque actualmente no existe cura para la narcolepsia, los médicos han descubierto que una combinación de medicamentos y ciertos ajustes en el estilo de vida puede ser muy efectiva para ayudar a los pacientes a controlar sus síntomas de narcolepsia.
Los estudios demuestran que los medicamentos como el modafinilo y otros estimulantes (incluidos los medicamentos para el TDAH como la dextroanfetamina y metilfenidato) son eficaces para tratar la somnolencia diurna, mientras que los antidepresivos como fluoxetina (Prozac) y venlafaxina (como Effexor) se han encontrado útiles para reducir la cataplejía.
Los cambios en el estilo de vida y el comportamiento que los médicos recomiendan para combatir la narcolepsia incluyen la incorporación de hábitos de sueño saludables (como dormir por lo menos siete horas y mantener un horario de sueño regular, acostándose y levantándose a la misma hora todos los días); tomar siestas estratégicas durante el día para reducir la somnolencia diurna y mejorar la energía; hacer ejercicio regularmente y evitar la cafeína y el alcohol cerca de la hora de acostarse.