En un artículo previo se discutió la importancia de la citología vaginal como método de despistaje y prevención del cáncer de cuello uterino. Ahora que sabes por qué debes ir periódicamente a tu ginecólogo, puedes también consularle acerca de la vacuna del VPH.
Lo primero que debemos saber del VPH es que es un virus extremadamente común. Un muy alto porcentaje de la población está infectada con este virus, de hecho, muchas personas que se encuentran completamente asintomáticas pueden ser portadoras del VPH. Muchas de las lesiones ocasionadas por algunos virus del VPH desaparecen solas, sin embargo, existen algunos serotipos del virus que pueden aumentar la predisposición para cáncer. El VPH puede predisponer a cáncer de cuello uterino en mujeres, cáncer de pene en hombres, cáncer de ano o garganta en ambos sexos.
Ahora, lo más importante es saber quién debe vacunarse contra el VPH. Se recomienda que todas las niñas y niños de 11 y 12 años se coloquen la vacuna anti VPH, se puede iniciar con la primera dosis a partir de los 9 años. En el caso de los adolescentes que no fueron vacunados a esas edades, pueden ser vacunados más adelante, y deberían hacerlo en la brevedad posible. Las mujeres pueden tener protección de la vacuna si es colocada antes de los 26 años, y en el caso de los hombres antes de los 21 años. Para los jóvenes a los que se les aplicó la vacuna antes de los 15 años sólo son necesarias dos dosis, en el casi de los mayores de 15 años se deben colocar 3 dosis de vacuna anti VPH.
Se preguntarán por qué se vacuna a niños en tan tempranas edades, si la vía de transmisión del VPH es usualmente por vía sexual. Pues esto es así, ya que se ha determinado que la vacuna tiene una eficiencia mayor si se coloca antes de la exposición al virus. No hay ninguna razón para esperar al inicio de las relaciones sexuales para recibir la vacuna del VPH, se recomienda finalizar todas las dosis antes de iniciar las relaciones sexuales.
Según los ensayos clínicos realizados, esta vacuna provee cerca del 100% de protección contra las lesiones pre-cancerosas cervicales y también las lesiones en genitales externos. Desde el momento en el que se recomendó el uso de esta vacuna en el año 2006, ha habido una reducción de la incidencia de infecciones por VPH (sensibles a la vacuna) de hasta un 64%. La protección que proporciona esta vacuna es permanente, no se ha encontrado evidencia de que durante los años la protección disminuya.
También es importante aclarar la duda de si la vacuna es realmente segura. Y la respuesta es, sí. Las vacunas para ser aprobadas pasan por un período de pruebas muy largo, que puede ser de 10 años, o hasta más. Y una vez que la vacuna está en uso, se monitorean todos los posibles efectos adversos que puedan ocasionar. Durante los 11 años que se ha administrado la vacuna, no se ha encontrado ninguna razón para descontinuarla o dejar de recomendar su uso. La vacuna no es infecciosa, ni es capaz de infectar a la persona que la recibe, ya que está hecha con una proteína del virus.
Los nombres comerciales de las vacunas disponibles son: Cervarix®, Gardasil® y Gardasil® 9.
Los posibles efectos adversos que se pueden presentar posterior a la administración de la vacuna son:
- Dolor leve a moderado en el lugar de administración
- Fiebre
- Dolor de cabeza
- Náuseas
- Dolor muscular o articular
- En casos muy raros puede haber una reacción alérgica a la vacuna
No recibir la vacuna deja a los jóvenes y niños expuestos al virus, por lo tanto expuestos a una posible causa de cáncer, que ahora es prevenible gracias a la vacuna anti VPH.
Referencias