¿Por qué es tan difícil hacer dieta?

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Actualmente, las personas son cada vez más sedentarias. El dominio de la era digital hace que las personas pasen mucho tiempo sentados frente al ordenador.  Esto, a su vez, trae consecuencias negativas para la salud. La obesidad es una de ellas. Las principales causas que desencadenan esta enfermedad son una dieta inadecuada y la ausencia de actividad física.

Estar sentados la mayor parte del día, contribuye a la acumulación global de células grasas. Un porcentaje muy alto de individuos están por encima del 27% o incluso el 37% de grasa corporal. Seguir una dieta no en todos los casos resulta fácil y agradable. Cuando se tienen malos hábitos alimenticios cambiarlos significa sufrimiento.

La dieta: un desafío alimenticio

Aproximadamente 1 de cada 10 personas es obesa. Al menos, la mitad de ellas presenta sobre peso. De allí que, escuchemos constantemente a personas que hacen dieta y buscan adelgazar. El verdadero problema está en que muy pocos son capaces de llevar a cabo un régimen alimenticio con éxito. De hecho, muchos creen que hacer dieta no funciona.

Las restricciones alimenticias autoimpuestas son un peso que no todos saben cargar. La mayoría de las personas abandonan la dieta antes de terminar. Lo cual, trae consigo un efecto rebote. Dicho efecto, ocasiona la ganancia del peso perdido o incluso más. El autocontrol y el fracaso son las principales causas.

Controlar lo que se come no es tarea fácil. La frustración de no poder comer lo prohibido, termina siendo una tentación. Además, nuestro organismo cuando es sometido a una baja ingesta de alimentos produce una serie de cambios biológicos. Los cuales, preparan al cuerpo para no morir de inanición. La respuesta a ello es aletargar el metabolismo. La consecuencia directa es un estancamiento en la pérdida de peso. Recordemos que, los cambios metabólicos permiten al cuerpo sobrevivir con menos calorías y lo hacen almacenando las reservas en forma de grasa. De esta manera, hacer dieta puede ser un verdadero desafío alimenticio para cualquiera.

No comer con moderación

El problema realmente no es comer. Tampoco, ingerir alimentos con altos niveles calóricos. Todo recae sobre las cantidades que se ingieren de alimentos. Hacer dieta no sería necesario si todos comiéramos con moderación. Es decir, se puede comer cualquier tipo de alimentos, siempre y cuando se haga en las proporciones correctas.

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La obesidad se produce cuando consumimos mayor cantidad de alimentos de los que realmente necesita nuestro cuerpo. Todo el exceso es almacenado como reserva y convertido en grasa. Se trata de un mecanismo biológico se supervivencia. El ser humano está diseñado para sobrevivir y esta es una respuesta a ello. Guardar reservas para periodos de hambrunas es un proceso natural.

Sabiendo esto, debemos tomar cartas en el asunto. Lo primero, es medir las cantidades de comida que consumimos. No es necesario comer en exceso para estar sano. De hecho, la obesidad ocasiona muchas enfermedades e incluso la muerte. Lo principal es centrarse en la salud.

Identificar el tipo de comida que ingerimos es otro factor determinante. Es decir, si quieres comer de todo, entonces come poco. Si necesitas ingerir grandes cantidades de comida para sentir saciedad, lo ideal es que identifiques los alimentos. En este último caso, comer grandes cantidades de alimentos bajos en calorías es una alternativa. Vegetales, hojas y frutas son de las mejores opciones. Evita la alta ingesta de carbohidratos y alimentos procesados. Consumir proteínas en carnes y granos, es recomendable.

Tener un objetivo errado

En los procesos de pérdida de peso entran en juego factores psicológicos. De allí que, es necesario tener un objetivo claro y una meta a alcanzar. Que tu fin sea la salud y no perder peso. Si este es el caso, la motivación no desaparecerá. Si es a la inversa, en el momento en que no veas una disminución de tu peso sentirás frustración. La cual, a su vez, ocasiona el abandono de la dieta o régimen alimenticio. Por otro lado, si lo que buscas es la salud tendrás más posibilidades de alcanzar el éxito.

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Recordemos que, la buena alimentación si da resultados. Sin embargo, los resultados más inmediatos se ven reflejados en la salud más no en el peso. El peso se ve afectado a largo plazo. La salud mejora a los pocos días. Si has tardado un año en aumentar 15 kilos, entonces, no esperes perderlos en un mes. El tiempo que tardaste en aumentar de peso, será aproximadamente el que tardes en perderlo.

Conoce las dietas que no funcionan

El entorno no ayuda…

Existen aquellos cuya fuerza de voluntad es implacable. Sin embargo, la mayoría de las personas no son así. Mucho menos, cuando se trata de comida. Cuando se hace una dieta, el entorno juega un rol fundamental a la hora de lograr el éxito. El apoyo moral de amigos y familiares es muy importante para las personas que están buscando perder peso. Más allá de lo moral, también entran en juego los hábitos comunes. Comer un postre delante de alguien que está en un régimen alimenticio es contraproducente. No sólo se incita y provoca al consumo del alimento prohibido. Además, se transmite el sentimiento de soledad en el proceso de perder peso.

La fase de inicio o adaptación a la dieta es la más dura. Resulta una etapa difícil para cualquiera.  Definitivamente, los ataques de ansiedad hacen que muchas personas se rindan ante la debilidad. En ese momento, seguir la dieta no parece realmente efectivo y lamentablemente se abandona. La consecuencia inmediata es el efecto rebote.

Tristemente, la nutrición moderna no es el equivalente a lo saludable y a la delgadez. Lo mejor para sobrellevar la situación es optar por la regla del 90/10. Es decir, 90% de comida saludable y un 10% de comida trampa. Con esta combinación, se mantendrá al margen la ansiedad y el síntoma de abstinencia. El cual, se origina de eliminar drásticamente ciertos alimentos de la dieta diaria.  De esta manera, se puede mantener un régimen alimenticio a largo plazo y sin correr el riesgo de perderlo o abandonarlo, antes de alcanzar el objetivo.

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