Muchas veces nos creemos que debemos mantener un peso normal por pura estética y exigencias de la sociedad. Aunque es cierto que vivimos en un momento en el que siempre es valorada la delgadez, cabe destacar que lo más importante de tener un peso equilibrado es nuestra salud. En este artículo vamos a explicar que un peso normal se asocia a un menor riesgo de muerte por los diversos motivos que desarrollaremos a continuación.
¿Qué es el peso saludable?
El peso saludable es aquel que se ajusta a un tipo de cuerpo y a la salud. Está basado generalmente en el Índice de Masa Corporal (IMC) y en el tamaño de la cintura.
Calcular el IMC
El IMC se calcula dividiendo los kilogramos de peso por el cuadrado de la estatura en metros. La ecuación es la siguiente: IMC = peso / estatura ). Se considera que una persona es obesa si su IMC es superior a 30, aunque a partir de 25 ya se encuentra por encima del denominado peso ideal.
¿Qué factores provocan el sobrepeso?
La falta de actividad física, los patrones de alimentación poco saludables, una cantidad insuficiente de sueño y los niveles altos de estrés pueden aumentar el riesgo de tener sobrepeso y obesidad.
Falta de actividad física
La falta de actividad física debido al uso excesivo de la televisión, los ordenadores, los videojuegos y otros dispositivos está asociada al sobrepeso. La implementación de cambios saludables en el estilo de vida, como por ejemplo hacer ejercicio y reducir el tiempo que pasamos en el sofá, puede contribuir a alcanzar un peso saludable.

Conductas alimenticias
Algunas conductas de alimentación no son saludables y pueden aumentar el riesgo de tener sobrepeso y obesidad, como por ejemplo, consumir más calorías de las que se utilizan. La cantidad de calorías que necesita cada persona depende del sexo, de la edad y del nivel de actividad física.
Asimismo, también afecta consumir demasiadas grasas saturadas y consumir alimentos con un alto contenido de azúcares.
Dormir poco
En muchos estudios se ha observado que las personas que no duermen lo suficiente tienen un alto IMC. Estos estudios han permitido establecer una relación entre el sueño y la manera en la que el organismo convierte los nutrientes en energía. De este modo, han ofrecido la posibilidad de observar que la falta de sueño puede afectar a las hormonas que controlan los impulsos de hambre.
Estrés
El estrés afecta al cerebro y desencadena la producción de hormonas que controlan el equilibrio energético y los impulsos de hambre, como el cortisol.
El estrés agudo puede producir cambios hormonales que inhiben el hambre. Pero, si el estrés se vuelve crónico, los cambios hormonales pueden hacer que la persona coma más y acumule más grasa.
Detección y prevención
Un peso normal se asocia a un menor riesgo de muerte, por ello, los niños y los adultos deben realizarse controles una vez al año como mínimo para determinar si su Índice de Masa Corporal es alto. De ser así, los médicos pueden recomendarles cambios saludables en el estilo de vida a fin de evitar el sobrepeso y la obesidad.
Efectos del sobrepeso
La obesidad puede producir numerosos efectos negativos para nuestra salud. Por ejemplo, diabetes tipo 2. También niveles de colesterol altos, lo que podría provocar enfermedades cardiovasculares y de los vasos sanguíneos. Entre ellas se encuentran la presión arterial alta, un infarto o un derrame cerebral.
Por otro lado, la obesidad puede provocar problemas respiratorios, por ejemplo, apnea obstructiva del sueño, asma y síndrome de hipoventilación.
También, el sobrepeso puede provocar dolor de espalda y artrosis. Esta última es una inflamación crónica que daña el cartílago y el hueso que compone o que rodea la articulación afectada.
Asimismo, las personas obesas pueden sufrir incontinencia urinaria, cáncer y problemas relacionados con la salud emocional, entre otros.