Si alguna vez te ha tocado pasarte una noche en vela dando vueltas -bien porque no te podías dormir, bien porque te despertabas con frecuencia- conocerás perfectamente las sensaciones del día siguiente: como un zombie cansado y de muy mal humor. Pero dormir mal y no llegar a las 7 horas de sueño mínimas recomendadas (lo ideal serían 9) pueden afectarte mucho más allá de hacerte sentir mareado y gruñón. Estudios recientes han demostrado que las personas que sufren alteraciones en sus patrones de sueño corren el riesgo de padecer trastornos del estado de ánimo y numerosas consecuencias físicas en el cuerpo. Si quieres conocerlas todas, sigue leyendo.
Dormir mal afecta al cerebro
Durante el sueño tu cuerpo restaura su equilibrio químico y el cerebro forja nuevas conexiones entre las neuronas que te ayudan fijar la información nueva que has aprendido durante el día. La falta de sueño deja tu cerebro exhausto, por lo que no puede realizar sus funciones, lo que puede dificultar la capacidad de concentración y de aprendizaje. Las señales que envía su cuerpo también pueden aparecer con retraso, disminuyendo sus habilidades de coordinación y aumentando los riesgos de accidentes.
Dormir también afecta negativamente a las habilidades mentales, el estado emocional, los procesos de toma de decisiones y la creatividad. Si la falta de sueño continúa durante el tiempo suficiente, puedes incluso comenzar a desarrollar comportamiento impulsivo, depresión, paranoia o incluso alucinaciones y pensamientos suicidas.
Dormir mal influye negativamente en tus defensas
Mientras duermes, tu sistema inmunitario produce sustancias protectoras que combaten las infecciones, como las citoquinas que el cuerpo utiliza para combatir invasores extraños como bacterias y virus. La privación del sueño impide que tu sistema inmune acumule fuerzas, por lo que si no duermes lo suficiente, es posible que tu cuerpo no sea capaz de defenderse de los invasores. Además, la privación de sueño a largo plazo también aumenta el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes y la enfermedad cardíaca.
Dormir mal altera la segregación hormonal
La producción de hormonas por parte del sistema endocrino está estrechamente relacionada con el sueño. Por tanto, dormir mal y despertarse durante toda la noche podría afectar la producción de hormonas. Esta interrupción también puede afectar a la producción de la hormona del crecimiento, especialmente en niños y adolescentes. Estas hormonas ayudan a construir masa muscular y reparar células y tejidos. La glándula pituitaria libera hormonas de crecimiento continuamente, pero el sueño y el ejercicio también ayudan a inducir la liberación de esta hormona.
Los efectos de dormir mal en el sistema cardiovascular
El sueño afecta los procesos que mantienen saludables el corazón y los vasos sanguíneos, incluidos los niveles de azúcar en la sangre, la presión arterial y la inflamación. También desempeña un papel vital en la capacidad del cuerpo para sanar y reparar los vasos sanguíneos y el corazón. Las personas que no duermen lo suficiente son más propensas a contraer enfermedades cardiovasculares.
Los efectos de dormir mal en el sistema digestivo
Además de comer demasiado y no hacer ejercicio, dormir mal es otro factor de riesgo para tener sobrepeso y obesidad. El sueño afecta los niveles de dos hormonas, la leptina y la grelina, que controlan los sentimientos de hambre y la sensación de saciedad. Sin dormir lo suficiente, su cerebro reduce la leptina y aumenta la grelina, que es un estimulante del apetito. El flujo de estas hormonas podría explicar las meriendas nocturnas o por qué alguien puede comer en exceso más tarde en la noche. La falta de sueño también puede contribuir al aumento de peso al hacerte sentir demasiado cansado para hacer ejercicio.
La privación de sueño también impulsa a su cuerpo a liberar niveles más altos de insulina después de comer. La insulina controla su nivel de azúcar en la sangre. Los niveles más altos de insulina promueven el almacenamiento de grasa y aumentan el riesgo de diabetes tipo 2.
Dormir mal afecta al sistema respiratorio
La relación entre el sueño y el sistema respiratorio es un camino de ida y vuelta, y ambos factores se afectan mutuamente. Un trastorno respiratorio nocturno llamado apnea obstructiva del sueño (AOS) puede interrumpir tu sueño y disminuir la calidad de tu descanso. A medida que te despiertas durante toda la noche, esto puede causar la te puede dejar más vulnerable a las infecciones respiratorias como el resfriado común y la gripe. La falta de sueño también puede empeorar las enfermedades respiratorias existentes, como la enfermedad pulmonar crónica.