Síntomas del cáncer de hígado, tratamientos y diagnóstico

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Los signos y síntomas del cáncer de hígado son con mayor frecuencia el resultado de daño hepático y pueden incluir coloración amarillenta de la piel (ictericia), dolor en el omóplato o en el abdomen del lado derecho o la aparición de bultos en la parte superior derecha del abdomen. Sin embargo, muchas de las señales de advertencia no son determinantes para diagnosticarlo, como la pérdida de peso y la fatiga.

¿Qué es el hígado?

El hígado es el órgano interno más grande del cuerpo y, entre sus funciones principales se encuentran la producción y secreción de bilis que se utilizan para la digestión (especialmente los alimentos grasos), el almacenamiento de energía y la síntesis de proteínas plasmáticas, incluidos los factores de coagulación, así como las sustancias químicas y la metabolización del alcohol, las drogas y otras sustancias tóxicas antes de eliminarlas del cuerpo a través de las heces y la orina.

El hígado está compuesto por varios tipos de células con diferentes orígenes embriológicos, como los hepatocitos (células hepáticas), células endoteliales hepáticas y células epiteliales biliares. Las células epiteliales biliares se expanden fuera del hígado para formar túbulos del conducto biliar que conectan el hígado con el intestino y la vesícula biliar para drenar la bilis secretada por los hepatocitos.

tipos de cáncer de hígado

Cuando las células del hígado desarrollan cambios (mutaciones) en su ADN, pueden comenzar a crecer sin control y eventualmente formar un tumor. Los diferentes tipos de células del hígado pueden formar varios tipos de tumores benignos (no cancerosos) y malignos (cancerosos). Los tumores hepáticos malignos pueden originarse solo en el hígado o extenderse a otros órganos del cuerpo. Sin embargo, estos tumores con diferentes tipos y causas tienen una amplia variación en el pronóstico de la enfermedad y se tratan de manera diferente.

Tipos de cáncer de hígado

El cáncer de hígado es una enfermedad que comienza en las células del hígado y es denominado cáncer de hígado primario. Mientras que el cáncer de hígado causado por otros cánceres se llama cáncer de hígado secundario (cáncer de hígado metastásico). El cáncer de hígado secundario es más común en Occidente que en Asia.

Se pueden formar varios tipos de cáncer en el hígado. Los dos más comunes son:

Colangiocarcinoma

El colangiocarcinoma o cáncer de las vías biliares es un cáncer que se forma en las vías biliares que conectan el hígado con la vesícula biliar y el intestino delgado. Este tipo de cáncer generalmente comienza en las células que recubren los conductos biliares dentro del hígado.

EL colangiocarcinoma es un tipo de tumor muy difícil de tratar, por lo que los tratamientos suelen ser complicados con resultados insatisfactorios y un mal pronóstico. La mejor manera posible de reducir el riesgo de colangiocarcinoma es evitar comer pescado crudo de agua dulce y alimentos con contaminación por nitrosaminas.

Carcinoma hepatocelular

El carcinoma hepatocelular es el tipo más común de cáncer de hígado primario. Se desarrolla en personas con enfermedades hepáticas crónicas, como la hepatitis B y la infección por hepatitis C, que pueden transmitirse de madre a hijo durante el parto y las vías sexuales. Cuando los virus de la hepatitis pasan al torrente sanguíneo y a las células hepáticas, causan infección e inflamación hepática que pueden convertirse en hepatitis crónica o portadores de hepatitis que pueden conservar los virus y transmitirlos a otras personas sin mostrar síntomas. Las causas más comunes por las que se desarrolla este tipo de cáncer son:

  • Beber grandes cantidades de alcohol y desarrollar cirrosis.
  • Tener una acumulación de grasa en el hígado (hígado graso).
  • Comer granos contaminados con aflatoxina, que es un acelerador de la hepatitis B.
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Para reducir los riesgos de desarrollar carcinoma hepatocelular, lo recomendable es vacunarse contra la hepatitis y evitar la exposición al virus de la hepatitis B y C, como el contacto sexual y compartir agujas y jeringas.

Signos y síntomas del cáncer de hígado

Es posible que la mayoría de las personas no presenten signos y síntomas del cáncer de hígado en sus primeras etapas. Cuando aparecen, los más comunes suelen ser:

  • Debilidad y fatiga general.
  • Pérdida de apetito.
  • Pérdida de peso involuntaria.
  • Flatulencia.
  • Dolor abdominal en la parte superior derecha.
  • Malestar abdominal o estómago opresivo.
  • El dolor puede irradiarse al hombro derecho o debajo del omóplato derecho.
signos y síntomas del cáncer de hígado

Si el cáncer de hígado progresa y la función hepática se deteriora significativamente o el conducto biliar se bloquea, los pacientes pueden experimentar los siguientes signos y síntomas:

  • Decoloración amarilla de la piel.
  • Decoloración amarilla del blanco de los ojos.
  • Orina más oscura.
  • Hinchazón o acumulación de líquido en el abdomen.
  • Hinchazón de piernas.
  • Fiebre leve de causa desconocida.

En caso de que el cáncer de hígado avance a su etapa tardía, los tumores cancerosos pueden extenderse (hacer metástasis) a otras partes del cuerpo, como los huesos.

Cribado y detección temprana

Dado que los síntomas del cáncer de hígado no suelen aparecen en las primeras etapas, las posibilidades de resultados con éxito en el tratamiento son limitadas, especialmente cuando la enfermedad progresa a una etapa avanzada. El cribado y la detección temprana del cáncer de hígado se considera la medida más eficaz para buscar el cáncer de hígado, incluso si no surge ningún signo. La detección temprana del cáncer aumenta en gran medida las posibilidades de un tratamiento satisfactorio al centrarse en detectar a los pacientes asintomáticos lo antes posible.

Prevención y reducción de riesgos

  • Prevención del colangiocarcinoma: Evitar la infección por trematodos hepáticos y el consumo de alimentos con nitrosamina.
  • Prevención del carcinoma hepatocelular: Vacunarse contra la hepatitis B y evitar todas las vías de transmisión de la hepatitis B y C (contacto directo con la sangre y vía sexual). Las personas que tienen un mayor riesgo de desarrollar carcinoma hepatocelular son los portadores de hepatitis B, los pacientes con hepatitis B o C crónica y los pacientes con cirrosis. Se recomienda encarecidamente a estos grupos de personas que se realicen una ecografía abdominal y una prueba de AFP (alfafetoproteína) con regularidad cada 6 meses.

El riesgo de cáncer de hígado se reduce sustancialmente si la detección temprana se realiza a tiempo. Para lograr el mejor resultado posible, un equipo multidisciplinario en un hospital especializado en cáncer es la clave. Además, con mayores posibilidades de éxito del tratamiento, la calidad de vida del paciente mejora en gran medida.

Tratamiento del cáncer de hígado

Una vez que se diagnostican los signos y síntomas del cáncer de hígado, el equipo multidisciplinario es de vital importancia para determinar el plan de tratamiento más apropiado para cada paciente individual, basándose principalmente en el tamaño, la ubicación y la etapa del cáncer, o si se ha extendido a otros órganos. Las principales opciones de tratamiento generalmente son la cirugía, quimioterapia y radiación.

Dado que los pacientes con cáncer de hígado suelen presentan fibrosis tisular o cirrosis, la cirugía solo se puede realizar en el 20% del total de casos. Si los pacientes tienen un hígado pequeño con un área grande de cirrosis, el tratamiento alternativo que se podría considerar es el trasplante de hígado.

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En caso de que el cáncer de hígado no se pueda extirpar mediante cirugía por determinadas razones, como que la masa sea considerablemente grande o se detecten múltiples masas, el tratamiento personalizado mediante terapia dirigida se presenta como el tratamiento más eficaz, especialmente para el carcinoma hepatocelular.

tratamiento del cáncer de hígado

Terapia dirigida y tratamiento personalizado

La terapia dirigida se enfoca en anomalías específicas presentes solo dentro de las células cancerosas. Al actuar bloqueando estas anomalías, el fármaco puede provocar la muerte de las células cancerosas del hígado. Hay muchos medicamentos disponibles para tratar el cáncer de hígado avanzado. Sin embargo, algunas terapias dirigidas solo funcionan en personas cuyas células cancerosas tienen ciertas mutaciones genéticas.

Medicina por precisión

Recientemente, algunos ensayos clínicos se han centrado en los avances de la “medicina de precisión” para determinar genes específicos y mecanismos terapéuticos relacionados para luchar contra las células cancerosas. Además, la inmunoterapia, el uso de medicamentos que ayudan al propio sistema inmunológico del paciente a encontrar y destruir las células cancerosas, se ha desarrollado y utilizado en el cáncer de hígado avanzado.

Ablación por radiofrecuencia

Con los avances tecnológicos, la ablación por radiofrecuencia (RF) es uno de los métodos de más comunes para tratar el cáncer de hígado pequeño, de tamaño inferior a 3 cm. Durante esta intervención, el médico inserta una sonda delgada con forma de aguja en la masa cancerosa del hígado a través de la piel. Luego, se pasa una corriente de alta frecuencia a través de la punta de la sonda, que calienta y destruye las células cancerosas.

TACE o quimioembolización

En algunos casos, si hay demasiados tumores o si el tumor es demasiado grande para extirparlo quirúrgicamente, se puede llevar a cabo un procedimiento llamado TACE. Esta intervención, mínimamente invasiva, utiliza un catéter para administrar tanto el medicamento de quimioterapia como el material de embolización (agente embólico) para destruir las células cancerosas.

Durante la TACE, el médico coloca un tubo delgado (un catéter) en el vaso sanguíneo grande de la ingle o el brazo. Luego, el médico mueve el catéter hacia arriba a través de la arteria hasta que llega a la arteria hepática en el hígado. Se inyecta un líquido radiopaco en el catéter y en un equipo de rayos X buscan las ramas de la arteria que alimentan los tumores hepáticos.

Después, el fármaco de quimioterapia y el material de embolización se inyectan en las arterias que alimentan los tumores, provocando la muerte de las células cancerosas.

TOCE o quimioembolización transarterial

En algunos casos, se puede usar TOCE o quimioembolización transarterial en lugar de TACE. Este método se utiliza un fármaco de quimioterapia y un líquido aceitoso llamado lipiodol que proporciona un potente efecto embólico a los vasos que alimentan las células cancerosas. Sin embargo, se necesitan múltiples tratamientos para bloquear completamente los vasos.

Radioterapia interna selectiva

Para evitar múltiples inyecciones, la radioterapia interna selectiva (SIRT) podría ser una opción alternativa. Durante el tratamiento con SIRT, se envían pequeñas perlas radiactivas directamente al tumor hepático a través de las arterias del hígado. Las perlas emiten radiación, que son rayos de alta energía que dañan las células cancerosas dentro del hígado. Se recomienda este método para pacientes que tienen cáncer de hígado que se extiende a las venas hepáticas.

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