¿Te gustaría desarrollar la capacidad de poder curarte a tí misma tan sólo colocando tus manos en la zona dolorida? Sería como tener el botiquín en casa, ¿verdad?. Pues en eso consiste el Reiki, milenaria técnica de sanación desarrollada por el japonés Mikao Usui a principios del s. XX. Investiguemos un poco más.
Reiki: ¿alternativa o complemento a la medicina alopática?
Reiki, del japonés rei (霊) que significa divino y ki (気) energía, fue en sus orígenes otra forma bastante popular de curación mediante la imposición de manos y/o desde la distancia desarrollada por el japonés Mikao Usui y transmitida oralmente de maestro a alumno. Según varias fuentes, la sanación a través del tacto se remonta a tiempos inmemoriales, incluso hay teorías que afirman que el mismo Jesucristo era poseedor de este don. Estrechamente relacionado con la espiritualidad y la física, la persona que emplea esta técnica canaliza la energía universal, o del cosmos, para hacerla llegar a la persona receptora ayudando así a su sanación total o parcial según el caso.
Pero, ¿en qué beneficia esa energía al paciente?
La energía Reiki proporciona bienestar, eleva la vibración de nuestras células, es fuente regeneradora y es inteligente, es decir, va directamente a la zona dañada, acorta el proceso curativo y lo hace menos doloroso, reduce la ansiedad, la tensión muscular, el dolor, acelera la cicatrización…Todo es energía y vibración. Esta energía interactúa en toda la estructura energética del paciente y penetra en cada átomo, célula, tejido, órganos y fluidos, produciendo los siguientes efectos, citando al Maestro José María Jiménez Solana:
- Transmuta pautas energéticas negativas o perjudiciales en energías positivas.
- Disuelve bloqueos emocionales.
- Ordena y estructura el sistema para que recupere su integridad energética y su funcionalidad original.
- Limpia las energías negativas para fortalecer el sistema inmunitario.
- Despeja y conecta las rutas bloqueadas para que puedas acceder a tu ser divino y reconectarte contigo misma.
El Reiki está reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 1995 como Terapia Complementaria. Sus efectos han sido probados en más de 800 hospitales de EEUU, tales como Manhattan Eye, Ear and Throat Hospital y el Memorial Sloan Kettering Cancer Center ambos en Nueva York. También en España, como por ejemplo en el Hospital Virgen del Rocío y el Hospital Universitario Macarena de Sevilla. Sin embargo, se puede aplicar sin necesidad de padecer ninguna enfermedad o dolor, como por ejemplo para favorecer el desarrollo personal del individuo.
Si bien el Reiki cuenta con un pequeño grupo de detractores entre los científicos más conservadores, son numerosos los estudios que certifican los efectos positivos del Reiki. Según el Maestro y Presidente del ICRT William Lee Rand, un estudio de investigación llevado a acabo en Hartford Hospital, Connecticut, con duración de un año desde diciembre de 1999, indica que el Reiki mejoró el sueño del paciente en un 86%, redujo el dolor en un 78%, disminuyó las nauseas en un 80% y redujo la ansiedad durante el embarazo en un 94%.
Si tenemos en cuenta que a día de hoy la actitud frente a la vida y los pensamientos positivos cobran protagonismo en el proceso curativo, cuánta más influencia tendrá el Reiki al formar parte de una tradición milenaria y avalada por cientos de maestros y pacientes.
Entonces, si tan fantástico es, ¿ deberíamos abandonar totalmente la medicina alopática?
Esta pregunta nos lleva a un debate candente hoy en día. Si bien existen diferentes posicionamientos entre la comunidad médica ala hora de aceptar o rechazar esta técnica ancestral, sí es cierto que los que sí la apoyan coinciden en que no es bueno dar de lado a la medicina alopática totalmente (para que nos entendamos, la de la Seguridad Social). Se recomienda, especialmente en casos de enfermedades como el cáncer, complementar ambos tratamientos, aunque sí es cierto que una actitud positiva y el apoyo de la familia ayudan bastante.
El Reiki es una técnica que se diferencia principalmente de la medicina que conocemos en varios elementos. Primeramente es una disciplina integral y holística que trabaja con los cuatro cuerpos del ser humano: el cuerpo mental, el físico, el emocional y el astral, de manera que la sanación se centra en la persona y el origen de la enfermedad.
En segundo lugar, no requiere la ingesta de medicamentos para llegar a la sanación, si bien pueden ser compatibles. El uso de los mismos dependerá de las decisiones que tomen las personas involucradas según sus creencias. El reiki nunca va a perjudicar a una persona que esté tomando fármacos ni a interferir negativamente en el proceso curativo.
Sí existen, sin embargo, contraindicaciones como las siguientes:
- No se recomienda aplicar Reiki a personas con trastornos de desorden de la personalidad como esquizofrenia, trastorno límite o paranoide, o bipolaridad.
- Se desaconseja dar Reiki a embarazadas de menos de 6 meses de gestación.
- En el caso de niños pequeños o animales se debe acortar el tiempo de la sesión, pues ellos son más sensibles a las energías sutiles.
Como para todo en la vida, es bueno ser crítico con una misma y con aquel en quién depositamos nuestra confianza. Hoy en día se han producido un boom de terapias alternativas muy atractivo y al que todo el mundo se apunta sin reflexionar muchas veces en qué consisten tales técnicas. La sobrecarga de información a la que nos vemos expuestos todos los días conviene ser contrastada porque, al final, en cuanto a salud se refiere, somos nosotras las verdaderas responsables de nuestra sanación.
En definitiva, el Reiki indaga en la causa del malestar, escucha de dónde viene el dolor y no es hasta ese momento que actúa en consecuencia. El cuerpo nos envía signos, señales que tratan de transmitirnos un mensaje y el cual no debemos ignorar. El Reiki fomenta la introspección, la búsqueda de una misma, es una actitud frente a la enfermedad, frente a la vida y la muerte. ¿Quieres escucharla o ignorarla?