El organismo es un sistema completo y complejo que funciona a través de un mecanismo de estímulo-respuesta. Es en este mecanismo en donde las citocinas aportan la información a un receptor para desencadenar la respuesta. Pero, ¿sabes qué son las citocinas? Te sorprenderá saber cuál es su función en el sistema inmunitario y por qué son importantes. Precisamente todo esto es lo que vamos a desgranar a continuación.
¿Qué son las citocinas?
Las citocinas, o también llamadas citoquinas, son un tipo de proteínas que poseen bajo peso molecular que actúan a través de complejas interacciones entre todos los distintos tipos de células que forman el organismo. Están vinculadas a formar parte del sistema inmunológico (son moléculas esenciales en el sistema inmune innato).
En definitiva, se trata de moléculas que viajan con la información que una célula necesita transmitir a otra a través de una señal o mensaje. La comunicación entre emisor y receptor es la respuesta biológica que se produce.

Características de la citocinas como transmisoras
Estas moléculas están producidas por macrófagos, y su función básica en el orgamismo es reconocer y atacar a patógenos genéricos con ayuda de otras células que comparten sus mismas características y protegernos.
Un adecuado sistema inmune implica que las células del organismo reconocen a los patógenos de otros elementos y defienden al portador de ellos.
Más concretamente en el caso de las citocinas, éstas parten de las células T colaboradoras, de tal forma que actúan de forma específica en esos «intrusos».
Dado que su función es la defensa, su existencia (y producción) está ligada al evento del ataque del patógeno, y solo perviven el tiempo que tarda en combatirlo.
Estas moléculas defensoras tienen la cualidad de desencadenar múltiples efectos en las células en las que actúas (pleiotropía), pudiendo conseguir dicho efecto diferentes tipos de citocinas.
Además, por su naturaleza, son sinérgicas, esto es, el efecto de una se potencia por el efecto de otra, aunque también pueden bloquearse entre sí. De hecho, no siempre reaccionan igual al mismo patógeno.
Tipos de citocinas

Existe una amplía variedad de citocinas, tanta variedad como los tipos de células que componen los órganos, que en su unión y concierto, generan un organismo.
Se clasifican en proinflamatorias y antiinflamatorias. No obstante, las más conocidas son las citocinas interleucinas, producidas por macrófagos y por linfocitos en su mayoría, pero también por células musculares, adiposas y endoteliales.
Su misión es la de regular y controlar la inflamación mediante diversos mecanismos. Otras citocinas importantes son el llamado Factor de Necrosis Tumoral Alfa, representado abreviadamente TNF-ª, y los interferones (interferón gamma o de tipo 2) que tiene acción en la Inmunidad Humoral e interviene en el crecimiento de las células T.
Atendiendo a su actividad en el organismo pueden clasificarse como citocinas proinflamatorias, que actúan contra la inflamación dando una respuesta inmune innata; citocinas que favorecen el desarrollo de inmunidad celular; las que producen las diversas clases de inmunoglobulinas o inmunidad humoral, y las citocinas que desarrollan funciones extrainmunológicas y homeostáticas.
Cada una de ellas genera a su vez otros grupos y subgrupos creando así un entramado intercelular en cadena de secuencias que regulan las funciones de las células.

Función y funcionamiento de las citoquinas en el sistema inmunológico
Su funcionamiento genera y regenera el propio organismo, dependiendo de la célula que la produzca y también el tipo de tejido al que la célula forma parte. Eso sí, siempre necesitando de un receptor próximo que lleve el estímulo para que se pueda generar la respuesta.
Así se denominan linfocinas si se generan por linfocitos; monocinas por monocitos (precursores de los macrófagos), adipoquinas cuando se originan en células adiposas o adipocitos; miocinas (células musculares o miocitos) e interleucinas, que se encuentran en las células hematopoyéticas.
Aunque las citocinas tienen vida transitoria, algunas citocinas como las que se encuentran presentes en la sangre, pueden actuar a distancia. Dentro de estos grupos existen otros subgrupos que hacen que las células se generen y/o regeneren correctamente para formar los distintos tejidos.
Funciones que realizan para salvaguardar el organismo
Para entender dónde actúan las citocinas, primero hemos de aclarar el concepto de receptor. Este no es sino el que en realidad activa la necesidad de la molécula para la respuesta celular a este agente no invitado.
Existe una amplísima variedad de receptores, que son los mensajeros que portan y/o ejecutan los estímulos producidos y generados por las citocinas.
Inmunoglobulinas
Las inmunoglobulinas, que ejecutan el ataque a patógenos de forma específica y son los receptores conocidos como anticuerpos. Sí, los que nos defienden de infecciones graves.
Receptores clase I y II
Los receptores de citocinas de clase I y la clase II se corresponden con las hematopoyetinas, que son las células sanguíneas, las primeras, y las proteínas que descadenan la respuesta a posibles patógenos como virus o bacterias, las segundas.

Receptores de TNF
Por su parte, los receptores con factor de necrosis tumoral o receptores de TNF intervienen el los procesos inflamatorios y muerte de las células.
Según los últimos estudios, este tipo de citocina también ayuda a aumentar la actividad contra el cáncer. Y es que realiza el envío de señales que pueden ayudar a que las células anormales mueran y las células normales vivan más tiempo.
Receptores de quimioquinas
Los receptores de quimioquinas son las moléculas encargadas de reparar tejidos mediante la atracción y dirección de células del sistema inmune.
En cada grupo de los anteriores se dan otros subgrupos de muchos receptores implicados cada uno de ellos, y en conjunto en unos concretos mecanismos moleculares.
Interleucinas, interferones y cáncer
Las interleucinas son un grupo de citocinas que actúan como transmisoras de señales químicas entre los glóbulos blancos. Su respuesta genera que las células se dividan con mayor rapidez. Esta cualidad ha hecho que sean utilizadas para tratar el cáncer de riñón avanzado y el melanoma metastásico. De hecho, se ha comprobado que son activas en el tratamiento en sí o como complemento a las sesiones de quimioterapia.
En el caso de los interferones, solo l IFN-alfa se utiliza para tratar el cáncer puesto que si bien potencia a las células inmunitarias, también puede generar ese efecto en las propias células cancerígenas. O lo que es lo mismo, pueden ser un aliado o un enemigo.
Gracias al estímulo-respuesta que desencadenan estas proteínas celulares, entre otras como hemos dicho en los párrafos anteriores, se producen las funciones importantes del sistema inmunitario y nos protegen de patógenos, internos y externos.