¿Te encanta correr pero estás cansado de tener que sufrir rozaduras y ampollas cada vez que practicas este deporte? A veces, nos hacemos daño a la hora de hacer ejercicio y no sabemos cómo evitarlo. Por este motivo, a lo largo de este artículo te explicaremos cómo evitar rozaduras y ampollas al correr, con el fin de que puedas mantenerte en forma sin sentir dolor.
Aparición de ampollas
Cuando hacemos ejercicio, de más o menos intensidad, una de nuestras mayores preocupaciones es que nos aparezca una ampolla o una rozadura que nos impida llegar a la meta que tenemos marcada. Por este motivo, a continuación, te daremos una serie de consejos para que evites este tipo de incidentes.
¿Qué es una ampolla?
La ampolla es una quemadura por fricción de dos capas de la piel, la dermis y la epidermis. Son unas lesiones en forma de burbuja que están llenas de líquido, normalmente transparente, pero también pueden contener sangre. Esa fricción entre las dos capas de la piel de baja intensidad, pero prolongada en el tiempo, es lo que va a provocar las ampollas en el corredor.
La formación de la ampolla va a depender de nuestra forma de pisar, cuando, por ejemplo, abusamos del apoyo del talón; y de los factores medioambientales. Esto último significa que tanto el calor como la humedad favorecen la formación de ampollas.

¿Cómo prevenir las ampollas?
La clave para evitar las ampollas es mantener siempre la piel hidratada, ya que una piel seca tiene más posibilidades de sufrir fricción. Es conveniente hidratar la piel con la ayuda de algún producto que contenga urea. Además, esta aplicación se debe hacer por la tarde y por la noche, nunca por la mañana.
Por otra parte, en corredores que tienen la piel muy húmeda porque sudan mucho, se recomienda la utilización de calcetines tipo Coolmax. Estos favorecen la evaporación del sudor y por lo tanto mantienen el pie en unas condiciones óptimas de hidratación.
Visitar al podólogo
A parte de cuidar la piel hidratándola adecuadamente, lo más importante es acudir a la consulta de un podólogo, ya que es el principal profesional que entiende de todo lo relativo al pie. Tiene que ser este el que realice un estudio biomecánico para dictaminar el tipo de pisada y el tipo de piel que tiene el corredor.
El médico va a dar instrucciones de cómo cortar las uñas, cómo eliminar la aparición de callos y durezas si las hubiera, y cómo hidratar la piel. Al menos un mes antes de cometer un gran reto hay acudir al podólogo.
Otros consejos
Asimismo, para evitar rozaduras y ampollas al correr es imprescindible utilizar unas buenas zapatillas y unas buenas plantillas que se adapten a nuestros pies. De este modo, el día de la competición no hay que estrenar nada, ni siquiera un mes antes de la carrera.
Cabe destacar que la zapatilla deportiva tiene una vida útil de 600 kilómetros, por encima de eso pierde mucha capacidad de absorción de impacto. Por lo tanto, aunque aparentemente veamos que la suela está intacta, tras esos kilómetros se debe desechar.
Tratar las ampollas
A la hora de curar las ampollas tenemos dos opciones. Una de ellas es dejar que se recupere por sí sola. Con el paso de los días el líquido se reabsorberá y la piel hinchada actuará de capa protectora.
La otra es sacar el líquido con una aguja esterilizada. Nunca se debe retirar la piel, ya que esta actúa de barrera contra las infecciones. Lo que hay que hacer es realizar diferentes punciones por la periferia de la ampolla, oprimiendo para sacar el líquido y colocar un apósito compresivo para evitar que se vuelva a formar la ampolla.