Nadar en aguas abiertas es una de las experiencias más bonitas que te aporta la natación. Sentir que puedes nadar sin ninguna limitación física no tiene precio. Pero nadar en aguas abiertas no esta exento de riesgos y lo que podría ser una bonita experiencia se puede terminar convirtiendo en algo angustioso y peligroso.
Nadar en medio del mar poco tiene que ver con hacerlo en una piscina. A diferencia de esta, el mar es una superficie variable donde en cada entrenamiento las circunstancias suelen ser diferentes, por ello nunca hay que perderle el respeto al mar.
Consejos que te serán de utilidad para nadar en aguas abiertas
El primer consejos que te voy a dar es cuestión de sentido común. Si nunca has nadado en piscina ni e te ocurra comprarte un neopreno y lanzarte al mar. En esta situación no te estás jugando ninguna lesión, sino que estás poniendo en riesgo tu vida.
Para dar el salto a nadar en aguas abiertas es necesario tener mucha experiencia nadando, además tu técnica de nado debe ser mínimamente correcta si quieres lograr un buen rendimiento. Esto último es muy importante al nadar en aguas abiertas, ya que deberás luchar contra la irregularidad del mar y si tu técnica de nado no es la adecuada. Luchar contra las olas requiere de fuerza pero también de técnica, para saber como enfrentarte mejor al mar abierto.
Si pretendes salir a nadar en aguas abiertas debes ser previsor y tener memorizado el recorrido a seguir, escoger una zona tranquila y salir siempre acompañado. Cualquier percance en el mar se puede convertir en algo grave si no tienes a nadie que te socorra.
Por último si quieres nadar en el mar no debes olvidar los entrenamientos en piscina ni los entrenamientos de fuerza. Los primeros te permitirán trabajar la velocidad, algo difícil en aguas abiertas pero muy importante, mientras que los segundos te darán la fuera y resistencia necesarias para combatir las olas durante largos kilómetros.
Nadar en aguas abiertas es una experiencia única que todo corredor debería probar, pero siempre con precaución y seguridad para evitar males mayores. Cuando nadas en el mar puedes sentir una libertad que no te puede dar la piscina cubierta.