Muchas personas no sospechan que puedan tener una intolerancia alimentaria hasta que empiezan a realizar deporte con frecuencia. El malestar ocasionado por algún alimento puede afectar a su rendimiento. Son conocidos algunos casos de deportistas de élite como Novak Djokovic, que es intolerante al gluten. Los nutricionistas deportivos darán una dieta adecuada para su condición física y actividad.
Los cambios alimenticios, estrés, tabaquismo y otros factores influyen en la salud. Hay que intentar llevar una alimentación saludable, rica en alimentos naturales, sin procesar. Aún teniendo unos buenos hábitos alimenticios, existen casos, donde muchos alimentos resultan perjudiciales para nuestro organismo, influyendo para desarrollar alguna intolerancia alimentaria.
La intolerancia alimentaria se define como la reacción adversa generada por el consumo de alimentos. Estudios señalan que se debe a ciertas deficiencias de enzimas digestivas, a productos farmacológicos presentes en el alimento o a causas desconocidas.
Es común escuchar el término “intolerancia a la lactosa”, que se presenta cuando el intestino delgado no produce suficiente lactasa. La lactasa es una enzima que hace que se digiera correctamente cualquier producto lácteo. En los últimos años, muchas personas están desarrollando intolerancias a diferentes alimentos. No hay que confundir intolerancia con alergia en alimentación.
Las alergias alimentarias no sólo causan daños en el organismo con reacciones adversas. Estas pueden ocasionar un riesgo para la salud, en el peor de los casos, hasta la muerte.
Frutas, verduras y cereales, son alimentos ricos en vitaminas y proteínas, pero algunos organismos no asumen estos nutrientes. Esto puede ser motivo de muchas dolencias como: náuseas, vómitos, gases, diarreas, irritabilidad, nerviosismo o hasta dolores de cabeza.
Diferentes reacciones a la comida
La reacción del organismo o el mismo metabolismo, puede causar daños ante la incapacidad de procesar los alimentos que ingerimos, a causa de sus componentes naturales o procesados. Esto impide una buena digestión, asimilación y aprovechamiento de muchas sustancias.
No podemos confundir una mala ingesta con intolerancia alimentaria o una alergia a ciertos alimentos. Al tener alergia alimentaria nuestro cuerpo puede reaccionar a ese alimento y poner en riesgo nuestra salud. Averiguar de dónde procede, sólo es posible a través de estudios médicos para determinar y confirmar la raíz de las alergias.
También ocurre que, por mal procesamiento de los alimentos o falta de higiene en su manipulación, ciertas comidas pueden generar trastornos digestivos. Ocasionando dificultades de salud como dolor abdominal, diarreas, entre otros.
La intolerancia alimentaria o sensibilidad a los alimentos como también se le conoce, es mucho más común de lo que parece, según expertos, representa un 10% de la población.
Muchas personas desconocen que padecen de intolerancia a algún alimento y no toman ninguna medida hasta que la ingesta causa problemas de salud. Cuando el sistema digestivo ya no tolera un alimento o composición del mismo, los resultados son trastornos gastrointestinales más o menos graves.
Principales alimentos que causan intolerancia
Entre los alimentos asociados a la intolerancia alimentaria están aquellos compuestos por lactosa, fructosa y gluten.
Las personas que son intolerantes a la lactosa producen poca cantidad de la enzima lactasa. Esta ausencia conlleva que el individuo no la metabolice o logre digerir la lactosa, causándole un cuadro clínico gastrointestinal.
En el caso del gluten, las personas intolerantes padecen de lesiones severas en la mucosa del intestino delgado. Por una inadecuada absorción de este tipo de proteína presente en cereales como trigo, centeno, cebada y avena.
La fructosa es el azúcar natural que se encuentra en las frutas, y también hay cada vez más casos de personas que tienen intolerancia a este azúcar. El intestino no lo absorve o metaboliza correctamente y aparece la intolerancia. Se encuentra en la miel, frutas, verduras. Se debe tener cuidado ya que lo añaden a postres dietéticos o medicamentos.
Evidentemente todos sus derivados: harinas, pastas, panes, embutidos, quesos, golosinas, helados, igualmente aunque se tome en menor cantidad pueden causar estragos a personas cuyos organismos rechazan este tipo de alimentos.
Vivir con intolerancia alimentaria
Al conocer que se padece de intolerancia alimentaria, muchas personas afirman no poder comer casi nada, pero esto no es del todo cierto. Después de conocer los análisis médicos, algunos pacientes se deprimen. Tienen la mala concepción que ya no podrán comer casi ningún alimento.
Limitar ingerir sólo ciertos alimentos no implica desmejorar una buena alimentación.
Asumir ser intolerante a ciertos alimentos es ser responsables con nuestro propio organismo. Es inconcebible ingerir productos que atenten contra nuestro bienestar y pongan en riesgo nuestra salud.
El dejar de consumir ciertos alimentos abre un abanico de posibilidad para mejorar nuestros hábitos alimenticios. La sustitución de harinas o de productos con gluten no sólo permiten a quienes padecen de intolerancia alimentaria identificar agentes que generan desequilibrio. Disminuir, por ejemplo, el consumo de azúcares nos mantendrá prevenidos de enfermedades como la Diabetes.
Lo importante es identificar, a través de análisis médicos y exámenes especializados si somos intolerantes a ciertos alimentos o sustancias y emprender una dieta o mejora de nuestros hábitos. Son los especialistas las personas autorizadas en otorgarnos una dieta que, en cada paciente, puede ser distinta. Es la manera de ayudarnos en ese proceso con un abordaje biomédico en beneficio de nuestra salud.