La natación es un deporte considerado como el que menos lesiones produce. Es verdad que nadando se evitan los impactos que se producen en la carrera a pie y el movimiento queda amortiguado por el agua, pero no es cierto que no se produzcan lesiones. Si bien las articulaciones no sufren tanto como corriendo, el riesgo de lesion exsiste. Las lesiones más comunes en nadadores son aquellas que afectan a la articulación del hombro, a las rodillas y también a la zona de la espalda.
Las características de la natación hacen que sean esas zonas las que más sufren ante un mal gesto o un exceso de entrenamiento.
Las lesiones más comunes en nadadores
Como he dicho antes, una de las articulaciones que más sufre cuando se practica la natación son los hombros. Da igual el estilo de nado, en todos ellos los hombros están muy solicitados. El movimiento durante el nado se caracteriza por ser de rango amplio que pueden causar, a la larga inestabilidad en la zona, debido al debilitamiento de ligamentos y tendones. El resultado de ello son la luxaciones de hombro.
También se puede dar una inflamación en el tendón causando una reducción de movimiento y un gran dolor en la zona. Esto se produce por una mala técnica o un sobresfuerzo.
En el tren inferior, son las rodillas las que se llevan la peor parte. Otra de las lesiones más comunes en nadadores es la rodilla del bracista. Como su nombre indica, la sufren aquellos que optan por el estilo de braza. En este estilo la patada se da con intensidad y se produce una rotación de la parte de la tibia con respecto al fémur. Esto ocasiona que la rodilla sufra y se puedan producir lesiones tales como tendinitis e incluso lesiones de meniscos debido a pinzamientos.
Las lesiones de espalda en la natación son causadas principalmente por una mala técnica de nado. Curvar demasiado la espalda o girar con violencia el cuello para coger aire son el antecedente a lesiones dorsales y cervicales.
Como el cuerpo funciona en equilibrio, las lesiones más comunes en nadadores son muchas veces producidas por un desequilibrio muscular resultante de un pobre trabajo de fuerza. Para evitar estas lesiones es importante saber nadar bien, pero también fortalecer la musculatura implicada.
Es importante destacar el ejercicio específico para las zonas más débiles del cuerpo y que son utilizadas durante el nado.