Cuando queremos perder peso y después de un periodo de trabajo y constancia lo conseguimos, sabemos que no todo acaba ahí, sino que el éxito verdadero se basa en no recuperar el peso un tiempo después, ya que es muy complicado mantener el peso que se pierde después de cualquier dieta.
Normalmente, un tratamiento con éxito es el que no solamente da la posibilidad de adelgazar sino que también en mantener pocos kilos de más o de menos el peso que se ha conseguido perder en casi todo un año, ya que la mayor parte de las personas que tienen sobrepeso terminan por recuperar los kilos que perdieron en alguna ocasión.
Aunque esta situación de pena, debemos conocer que existen diferentes elementos que pueden influir en porqué no es difícil mantener el peso que se ha perdido.
Un estudio de hace unos meses, analizó la tasa del metabolismo de 16 voluntarios de un programa de televisión conocido, llegando a determinar que después de adelgazar, sus metabolismos se redujeron en gran medida.
Después de seis años, su cuerpo quemaba pocas calorías, muchas menos que antes y el ritmo de su metabolismo seguía eliminándose, lo cual les dificultaba mantener el peso que habían perdido, pues aunque los kilos lo recuperasen, el ritmo de su metabolismo seguía bajo.
Por lo que, para mantener su peso perdido, se requerían más calorías que antes y su metabolismo reducido les obligaba a continuar con una dieta fuerte si no se quiere pasar por el efecto rebote por la adaptación del metabolismo que suele surgir después de perder peso.
Cambios endocrinos
La mayor parte de esta adaptación del metabolismo que experimenta el cuerpo después de adelgazar se debe a los cambios hormonales y neuronales que se producen al responder a dietas muy estrictas en calorías, deporte intenso y otros elementos que influyen negativamente en el organismo llevándolo a situaciones estresantes.
Por el consumo de energía que se ha producido, el organismo lanza la respuesta del hambre, con señales como incremento de la hormona grenila o reducción de las hormonas que calman el hambre.
Del mismo modo, parte de la dificultad se encuentra en la leptina, que se ha corroborado que minimiza la reducción de peso y que controla el gasto del metabolismo, produciéndose este proceso en el tejido adiposos en mayor parte, por lo que al minimizar la grasa del cuerpo, la cantidad de leptina disminuye.
Las dietas reducen la leptina del organismo y por ello, se reducen la cantidad de señales de saciedad y de incremento del gasto del metabolismo, pudiendo ser el motivo del proceso engorroso de controlar el peso perdido.
Estos cambios en el organismo también pueden ser los causante de la ansiedad que se experimenta cuando tenemos una dieta o cuando tenemos ganas de comer de lo prohibido aunque nos guste mucho
Aparece más tejido adiposo
Conforme se gana peso y se almacena la grasa, se crean células nuevas en el tejido adiposo que acrecientan el tamaño con constancia junto con la recuperación de kilos, pero cuando se pierde el peso, no desaparecen los adipocitos.
Por lo que todas las células de grasa que se han ganado, con el paso de los meses siguen intactas y el cambio que muestra nuestro peso es la merma de su tamaño.
De este modo se consigue un tejido adiposo nuevo que no trabaja bien y que crea menor cantidad de leptina con una eficiencia pésima para eliminar las grasa pero muy efectivo para almacenarlas.
Es por esto que el tejido adiposo puede ser otro de los motivos por los que el proceso de mantener peso sea tan complicado y con el que se deberíamos pelear si se desea adelgazar con éxito sin que aparezca el efecto rebote.
¿Qué hacer para mantener el peso que se pierde?
Aunque se sabe que es complicado mantener el peso que se ha perdido y hemos nombrado algunos de los factores que pueden ser la causa de porque, aun se pueden hablar de recursos para que no se gane peso reduciendo el cambio en el metabolismo.
La cantidad de leptina se reduce cuando las dietas son estresantes y restrictivas y la grelina, la encargada de aumentar el hambre, sube en cantidad por estas circunstancias del mismo modo que cuando los descansos no son suficiente, por lo que lo mejor es reducir las dietas extremas o que provocan una pérdida de peso intensa.
Hacer ejercicio con frecuencia permite mantener la masa magra, muy importante para reducir las consecuencias del gasto del metabolismo, al igual que para controlar las hormonas que influyen en el metabolismo y las señales de saciedad y hambre.
Lo mejor es tener un poco de paciencia y hacer un cambio de verdad con hábitos alargados en el tiempo, esto es bastante efectivo para conseguir adelgazar sin sufrir el efecto rebote. Practicar ejercicio regularmente hace que seamos más sensibles a la leptina, reduciendo los niveles de grenila por lo que el control de la ingesta de alimentos se potencia y permite mantener el peso que se ha perdido.
Referencias