Mucha gente que comienza a entrenar subidos en una bici se preguntan cuál de estas dos modalidades son más adecuadas para un novato, la respuesta es cualquiera, siempre y cuando se respete las medidas de seguridad y se tenga el entrenamiento muscular adecuado.
Bicicleta de carretera o de montaña
A pesar de poder comenzar a entrenar por la montaña, si venimos de una vida sedentaria lo recomendable seria entrenar con una bicicleta de carretera, ya que la fuerza que debemos aplicar para avanzar es mucho menor que en montaña. Aquí están sus características:
- Hacer ciclismo de carretera conlleva una fatiga muscular, pero no tiene nada que ver con la fatiga que causa el bajar por la montaña con una bici. En el primer caso la fatiga se nota en las piernas, en el ciclismo de montaña es muy fácil tener todo el cuerpo resentido.
- Las caídas, por lo general, son menor y de menor gravedad que en montaña. A pesar de esto hay riesgo de atropello si circulamos en una zona muy transitada.
- El entrenamiento más corto de ciclismo no baja de las dos horas (por regla general). Esto no es como correr que con entrenar una hora cada día más una tirada larga es suficiente. Si practicamos ciclismo de montaña le tendremos que dedicar aún más horas de las que dedicaríamos en carretera.
La sensación de velocidad que alcanzas con la bicicleta de carretera es algo que da muchos puntos para decantarse por ella.
Si por el contrario nos decantamos por el ciclismo de montaña hemos de tener en cuenta lo siguiente:
- Es más peligroso en cuanto a caídas, por eso no es nada recomendable hacer las salidas en solitario.
- Requiere una potencia muscular ya desarrollada, es decir, lo ideal es venir con una cierta preparación para poder afrontar el entrenamiento con garantías.
- Una de las cosas a tener en cuenta es el gasto en mantenimiento de nuestra bicicleta. Al ser la montaña un terreno más agresivo nuestra bici necesitará mantenimiento mucho antes que una de carretera.
Como conclusión sobre que escoger, si bicicleta de carretera o de montaña, recomendaría probar las dos si se tiene ocasión y valorar que es lo que más nos llena. Puede ser muy divertido entrenar a 30 km/h pero también lo es perderse por la montaña sin parar de bajar trialeras a gran velocidad.
Referencias