Perece confuso pensar que los niños que presentan sobrepeso sufren de hambre oculta, pero esto es una realidad, el padecimiento consiste en la carencia de vitaminas y minerales esenciales para la dieta.
La característica de la enfermedad es que, aunque el pequeño esté con bajo peso, peso normal o con sobrepeso puede presentarla, ya que no depende de los kilos que tenga, si no de la dieta que lleve, señala Caribe Revilla, presidenta del Colegio de Nutriólogos de Quintana Roo, México.
El informe sobre el Índice Global de Hambre (GHI por sus siglas en inglés) señala que los micronutrientes más deficientes en los niños son: yodo, hierro y zinc, así como baja ingesta de calcio, vitamina D, vitaminas del complejo B y ácido fólico.
Los padres tienen la falsa creencia de que estar gordito es saludable, pero al llegar al nutriólogo y realizarles exámenes de sangre se desubre que los niveles están alterados por estar mal nutridos y es ahí cuando hay que cambiar los hábitos alimenticios.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), indica que el hambre oculta afecta alrededor de dos mil millones de personas en todo el mundo, lo que trae como consecuencia retrasos en el crecimiento y desarrollo físico, menor capacidad mental, menor productividad, alteraciones del sistema inmunológico, ceguera y muerte.
A continuación, veamos de manera desglosada las consecuencias que puede traer a mediano y largo plazo las carencias de estos micronutrientes, compuestos esenciales (vitaminas y minerales) que se requieren en pequeñas cantidades para el correcto crecimiento y desarrollo del organismo humano.
- Yodo: Unicef refiere en su portal web que la falta de yodo en la alimentación puede acarrear problemas en la salud debido a que la producción de hormonas tiroides comienza a ser insuficiente, por lo que se ve afectado el desarrollo y funcionamiento del cerebro, sistema nervioso y metabolismo basal del organismo.
Alimentos como los mariscos, arándanos, alubias blancas, sal yodada, atún, zanahoria, piña y fresas, son ricos en yodo, por lo que incluirlos en los platos de 3 a 4 veces por semana sería ideal para cubrir los requerimientos de nuestro organismo. - Hierro: Según la Organización Mundial de la Salud la carencia de hierro es de las comunes en el mundo, su bajo consume trae como consecuencia cansancio, poca concentración, y memoria, ya que afecta el rendimiento cerebral.
La mayor fuente de hierro en los alimentos se encuentra en las carnes rojas, por lo cual, las personas que son vegetarianas son quienes más presentan éste déficit, por lo que hay que recalcar que en el caso de mujeres embarazadas consumir poco hierro puede repercutir en el desarrollo del cerebro del bebé. - Zinc: En la revista digital Discovery Salud, se indica que este nutriente ayuda en la prevención de diferentes enfermedades, además de contribuir con el buen funcionamiento renal y hepático, es indispensable para el funcionamiento de más de 300 reacciones enzimáticas en el cuerpo, prevenir el Alzheimer y la demencia senil al potenciar la memoria.
Cuando tu cuerpo tiene falta de zinc los principales síntomas son: anemia, crecimiento lento, poca producción de insulina, debilidad muscular, diarrea, pérdida del apetito, mala cicatrización y trastornos en la menstruación, entre otros. Para evitar estas patologías debes ingerir carnes rojas, cerdo, pescados, mariscos, yema de huevo, legumbres, remolacha y cereales.