A falta de ganas de ir al gimnasio o realizar cualquier actividad deportiva, aplica nuestros consejos y consigue aumentar tu motivación para hacer deporte. Como bien sabes, nada determina más tu rendimiento físico que tu propia predisposición hacia el ejercicio.
Cómo puedes aumentar tu motivación para hacer deporte
Seguidamente podrás leer algunas estrategias de eficacia probada para afrontar el deporte con una motivación renovada.
Sin metas no vas a ningún lado
Nadie comienza a hacer deporte sin una razón. En ocasiones se trata de mejorar el estado de salud; a veces es el componente estético el que manda; o reducir es estrés. En todo caso, siempre hay un motivo que prevalece sobre todos los demás. Cónoce ese motivo, y tenlo presente durante todo el proceso. Igualmente, estipula tus objetivos en función del mismo, convirtiendo cada sesión en un tramo del camino.
Empieza hoy, no el lunes
No es necesario esperar a se alineen los planetas: puedes empezar a hacer ejercicio cualquier día. Si bien es cierto que a la gente nos gustan las fechas redondas, o aquellas que marcan el comienzo, o final, de una etapa, en realidad, se trata de una percepción superable. Así, el mejor momento para empezar a hacer deporte es cualquier día en el que sientas ganas de ejercitarte.
Conoce tu límites y lo más importante, acéptalos
Empezar demasiado fuerte o exigirte demasiado puede menguar tu motivación de forma considerable. Ir siempre a la cola de tus expectativas no te ayudará a mejorar tu rendimiento. Por el contrario, si estableces metas asumibles y realistas, podrás ir cosechando pequeños éxitos por el camino, y ver cómo tu energía y convicción crecen de manera exponencial.
Las metas pueden ser diarias, semanales o mensuales, pero deben ser razonables y estar basadas en una planificación, más o menos detallada, basada en tus propios resultados.

Hay que estar actualizados
Saber más cosas sobre el deporte y, también, sobre tu condición física y los factores que la determinan te permitirá evolucionar y crear rutinas más eficaces. Además, está demostrado que las personas asumimos mejor las tareas cuando sabemos más sobre los condicionantes que las influyen.
En otro orden, saber más sobre la alimentación te ayudará a complementar el ejercicio físico con una nutrición más orientada a permitirte cumplir con tu hoja de ruta deportiva.
Ne te salgas del planning
Al igual que sucede con la asimilación de conocimientos, disponer de un calendario imprime cierta inercia, muy necesaria, en la opinión de los expertos, para desarrollar el hábito. Asimismo, dentro de un proyecto deportivo personal basado en objetivos, la planificación de estos en el tiempo te permitirá aprovechar la dimensión temporal como elemento motivacional. Al fin y al cabo, vivimos en función del tiempo la mayor parte de aspectos de nuestra vida, por qué no hacer lo mismo con el deporte.
Con amigos, mejor
Nada motiva más a las personas, hablando en general, que asumir los retos deportivos acompañados. Somos seres sociales, y nuestra fuerza, así como la motivación, provienen, en cierto grado, de la forma en la que asociamos las obligaciones sociales con nuestras tareas. De esta manera, y a modo de ejemplo, ir al gimnasio con alguien introduce un nuevo factor motivacional: la obligación de cumplir con el compromiso autoimpuesto de “ir al gimnasio con alguien”.
También, la gente hace deporte por afiliación social, es decir, por la dimensión social implícita en el hecho de ejercitarse con otras personas.
Recompensa tus esfuerzos
Los humanos también necesitamos nuestra “galletita” por lo bien que lo hemos hecho. Proyectar una recompensa durante la práctica deportiva es otra estrategia habitual que utilizan los que más saben del deporte para conseguir sus metas. Puede ser una comida especial o tomar un helado después de ir a correr, pero nuestro cerebro necesita verse recompensado, precisamente por el esfuerzo motivacional que lleva a cabo cada vez que te subes en la elíptica, por ejemplo.
Si quiere aumentar tu motivación para hacer deporte, ten en cuenta nuestras recomendaciones. Verás como, poco a poco, tu capacidad para afrontar las rutinas más intensas se incrementa, gracias a una predisposición más positiva hacia el ejercicio físico.